Por Luz Elena González, Alejandra Glía Sánchez y Mariana Lazos del equipo PIT Policy Lab
La ciencia y la tecnología tienen un papel fundamental en la transformación de la sociedad y la economía. No obstante, uno de los obstáculos para esta transformación es la persistencia de brechas de género en el campo. Las desigualdades de género se encuentran presentes en las diferentes etapas del desarrollo e implementación de las políticas de tecnología. Aunque actualmente existe un creciente número de mujeres líderes en el mundo de políticas de tecnología, su labor, avances e innovaciones no suelen ser debidamente reconocidas, especialmente en México, Latinoamérica y el Caribe. Por esto, PIT Policy Lab busca aumentar la visibilidad de algunas mujeres en el sector, a través de la iniciativa Latinas en Tech Policy.
En esta edición, hemos recopilado las experiencias de siete mujeres líderes en el ámbito para compartir con personas interesadas en la Tecnología de Interés Público y las políticas de tecnología, para aumentar el conocimiento sobre el campo laboral existente y la trayectoria de mujeres en él.
Diana Zamora - Directora de Política Pública Global en Mastercard
Diana estudió la Licenciatura en Economía en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y tiene una Maestría en Administración Pública y Desarrollo Internacional por Harvard. Su formación en el CIDE le proveyó de una perspectiva altamente cuantitativa y con un enfoque en la escasez de recursos públicos. También aprendió que para tomar las mejores decisiones y potenciar el uso de recursos hay que usar evidencia, números, estadística, y econometría, entre otras herramientas cuantitativas. Después de graduarse de la licenciatura, Diana comenzó a trabajar en la Presidencia de la República en México, en donde se dió cuenta de que en la práctica no siempre era posible detenerse a pensar, medir o hacer econometría dentro del proceso de toma de decisiones. Aunque esto fue un shock para ella, esta experiencia cambió su visión acerca de cómo se toman las decisiones en la realidad. A pesar de esta naturaleza apremiante de la toma de decisiones en el sector público, Diana se ha enfocado en el uso de evidencia para evitar que se utilicen recursos públicos para políticas que no son viables.
El inicio de su carrera se dio en el sector público, pues ella considera que las personas en puestos políticos toman las decisiones más importantes en la sociedad y por eso es necesario estar cerca de ellas o ser ellas. Después de terminar su maestría en Harvard y regresar a México, Diana decidió entrar al mundo de políticas públicas desde el sector privado. A lo largo de su incursión en este sector, ha trabajado para empresas como AXA, Uber y ahora Mastercard. En su actual cargo como Directora de Política Pública Global, Diana colabora diariamente con más de 190 países buscando identificar las tendencias tecnológicas que surgen de las conversaciones de los hacedores de política pública. A través de ello, puede identificar los estándares que se van a aprobar en el mundo en temas de infraestructura digital y digitalización. Esto le permite conectar con actores clave a nivel internacional que tienen expertise en derechos humanos digitales para crear sinergias de ideas e identificar los posibles riesgos y peligros de la digitalización y manejo de datos.
Llegar a su posición actual no ha sido una tarea fácil, sin embargo, ha contado con el apoyo e impulso de personas que sirvieron como modelos a seguir. Una de ellas, fue su tía,, quien fue una de las primeras feministas que conoció. Al crecer en un ambiente machista, ella le brindó un ejemplo de independencia y aspiración, y fue quien la llevó a conocer los Estados Unidos por primera vez. Diana recuerda la primera vez que visitó Nueva York y vio cómo las escuelas funcionaban y la eficiencia del gobierno para resolver problemas en comparación con su lugar de origen. Otra persona que fue un modelo a seguir para ella fue otra de sus tías quien era sobrecarga. Gracias a ella, y sus esfuerzos para conseguir recursos, Diana pudo viajar por el mundo, conocer otras culturas y darse cuenta de cómo se hacen las cosas en otros países. Estas dos mujeres tuvieron gran influencia en su vida al ayudarla a ver que existían otras realidades fuera de México y que las cosas podían hacerse mejor.
Finalmente, Diana cree que urge que haya más mujeres en el campo de políticas de tecnología porque existen muchos estereotipos que tienen mecanismos autoperpetuadores. Sin embargo, el solo hecho de estar interesadas en entrar al campo no es suficiente, por lo que es importante tener personas mentoras que las ayuden a ver su potencial y que hayan caminado dentro del sector. Además, es importante tener sponsors, personas que te compartan información, pero también sean tu voz cuando tú no estés en ciertos espacios.
Maria Paula Ruge Contreras - Referente Nacional de Apropiación Digital en el Instituto Colombiano del Bienestar Familiar
“A medida que uno va visibilizando, se va empoderando del tema en los diferentes espacios interdisciplinarios e intersectoriales en donde uno trabaja; uno tiene que levantar la voz” - Maria Paula Ruge Contreras
Maria Paula hizo su pregrado en psicología e inició su carrera en este ámbito en la Organización Red PaPaz. Formó parte del programa, Te protejo, una hotline para recibir reportes de casos donde se vulneraran los derechos de niños, niñas y adolescentes, creada en 2010 y la primera línea colombiana en hacer parte de INHOPE Association.
Como Analista de contenido, Maria Paula revisaba los reportes que llegaban a través de la aplicación y tuvo la oportunidad de representar a la organización en las asambleas generales de INHOPE en Europa, así como de capacitarse a través de Interpol en el análisis de material de explotación sexual. De esta manera, encontró la intersección de su trabajo con la tecnología y gradualmente comenzó a involucrarse en el fortalecimiento de las políticas públicas en Colombia, donde existía un desconocimiento legal en cuanto a protección de la niñez y la adolescencia en internet.
Hizo una Maestría en Políticas Públicas y formó parte del comité encargado de la actualización de criterios de páginas de internet con material de explotación sexual, desde donde pudo brindar recomendaciones técnicas para garantizar una navegación segura y aprender sobre la responsabilidad del sector privado en el tema. Fue así como su interés por la protección de niñas, niños y adolescentes, y por fortalecer las acciones en el entorno digital la llevaron a conocer personas involucradas en el tema, a mapear organizaciones aliadas y a trabajar para apalancar estos espacios y acciones en la agenda política, en territorio y con las comunidades.
Hoy hace parte del equipo de trabajo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para la negociación de una Convención Internacional Integral sobre la Lucha contra la Utilización de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones con Fines Delictivos, como experta en el cruce de niñez y adolescencia y tecnología. Cotidianamente, Maria Paula colabora con autoridades y entidades públicas y privadas, que en su mayoría están conformadas por hombres. La interacción con personas de sectores diferentes ha representado un reto porque, si bien cuentan con un expertise técnico en temas de infraestructura, comenta que es necesario pensar también en la ingeniería social y desarrollo de habilidades de las personas para poder hacer un uso seguro de las TIC: “no todas las soluciones son técnicas, sino que también se requiere de un trabajo interdisciplinario para poder combatir y contrarrestar este tipo de situaciones”, comparte.
Maria Paula reconoce que en su trabajo es fundamental el acompañamiento y asesoría a los tomadores y tomadoras de decisiones en el país, ya que su tema de especialidad requiere de un conocimiento técnico para desarrollar políticas públicas preventivas y de protección. Subraya además que la asesoría en el uso de un lenguaje directo, claro, inclusivo, universal y que proteja a la víctima de la revictimización es crucial.
Maria Paula se siente inspirada, a nivel teórico, por el trabajo de Sonia Livingstone, profesora del London School of Economics y quien, por más de 15 años, ha estudiado las oportunidades y riesgos de internet para niños, niñas y adolescentes. A nivel práctico, Abel Matiz, Subdirector de Promoción y Fortalecimiento a la Atención de la Infancia del ICBF, jefe de Maria Paula, ha sido una figura importante en su crecimiento profesional a través de la confianza. Viviana Quintero, ex Coordinadora de Te Protejo, también fue una persona importante para ella durante su desempeño en Red PaPaz.
A lo largo de su carrera, Maria Paula ha podido ir desarrollando habilidades como el trabajo en equipo, la empatía, la escucha y el liderazgo. Comparte que, para ella, en Red PaPaz, fue prioritario cuidar de la salud mental de su equipo de trabajo, ya que estaban expuestos y expuestas a material de explotación sexual. Después de la de la pandemia se dio una sobrecarga del entorno digital de un momento a otro, por lo que para Maria Paula fue fundamental fortalecer el cuidado de la salud mental con la tecnología, y hoy reafirma su importancia: “transformarlo [el uso de la tecnología para cuidar la salud mental] y mirarlo desde las oportunidades que la tecnología que nos va a ofrecer y no desde cómo nos aisló de las otras personas”.
Un aprendizaje fundamental ha sido que para lograr políticas eficientes y eficaces es fundamental tener un espacio de cocreación con y para las personas y los y las usuarias, en este caso, los niños y niñas: “Ellos y ellas son los expertos y expertas”. Hace hincapié en que nuestro rol como adultos es ayudarles a desarrollar habilidades socioemocionales de una forma segura y constructiva. Ella menciona que la construcción de políticas debe ir más allá de los y las tomadoras de decisiones, es decir, debe de hacerse en colaboración con comunidades, como país y como región, porque el internet no conoce fronteras geopolíticas. “Es necesario trabajar de una manera consolidada y articulada [como región] para que no nos desborde toda la información y todo el conocimiento que nos dan las TIC”, agrega.
Como consejo profesional, nos comparte siempre persistir y sentir pasión por los temas que tratamos. “No es que tú te fijes un objetivo puntual, si no tienes que fijarte un objetivo de qué es lo que quieres cambiar, crear o hacer. Al final, “es importante disfrutar el proceso de crecimiento, ya que por más pequeña que sea la acción realizada, siempre terminará apoyando y aumentando nuestro objetivo grande”, finaliza.
Judith Mariscal – CEO de Centro LATAM
Judith Mariscal es Directora Ejecutiva de Centro LATAM, una organización que estudia las políticas digitales desde la inclusión de poblaciones vulnerables. Al mismo tiempo, es docente en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde estudió su Maestría en Economía, antes de hacer el Doctorado en Política Pública en la Escuela LBJ de Asuntos Públicos en la Universidad de Texas, en Austin. En Centro LATAM, su rol incluye la dirección general, aspectos administrativos, de planeación, organización y recaudación de fondos. Por ahora, la publicación, docencia e investigación han pasado a tomar un lugar secundario, sin embargo, esto le permite potenciar el impacto de nuevas especialistas.
Antes de Centro LATAM, ya había trabajado el tema de la tecnología y su impacto en la sociedad, desde una perspectiva económica. Desde sus estudios de licenciatura se interesó por el papel de los gobiernos en los mercados, y descubrió que existe un rol importante de la tecnología en el impulso al desarrollo. Durante este tiempo crecía el campo de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación), y el uso generalizado de Internet, lo que la hizo preguntarse si este campo estaba verdaderamente disponible para todas las personas, o si era importante cuestionar quiénes tenían acceso a las tecnologías y sus beneficios. Estos cuestionamientos la llevaron a realizar trabajo sobre los mecanismos a través de los cuales las TIC tienen un impacto en la disminución de la pobreza, en las dinámicas de gasto en telecomunicaciones, y la proporción que este representaba en el ingreso de las personas en situación de pobreza en México.
En los años 90, Judith fue cofundadora de la red de investigación “Diálogo Interregional de la Sociedad de la Información” (DIRSI) en América Latina, que era hermana de redes en otros continentes. A través de su participación en ella conoció a mujeres quienes le han inspirado, acompañado y promovido. También recibió impulso y mentoría de Ben Petrazini, quien promocionó su trabajo a nivel internacional. Otro mentor importante fue Roger Noll, economista y profesor emérito de la Universidad de Stanford. Judith pertenece a la red CONECTADAS, donde comparte espacio con mujeres expertas en tecnología en México. Otras mujeres que la han inspirado son sus mismas colegas dentro del CIDE, donde las mujeres siempre han sido una minoría.
Profundizando sobre el aspecto de género, resalta que al inicio de su carrera no había representación de mujeres en los espacios en los que trabajaba, y recuerda haber sido confundida por una persona de servicio para eventos. El papel de la maternidad, y su combinación con la trayectoria profesional es un tema importante para Judith; las mujeres que desean ser madres se enfrentan a decisiones importantes en el balance de tiempo y las responsabilidades del cuidado, sobre todo cuando las y los hijos son pequeños. A pesar de esta dificultad, el poder ser un ejemplo de una mujer profesionista para sus hijas ha sido una gran satisfacción, y le ha traído momentos divertidos en familia. Judith reconoce que la inflexibilidad de las evaluaciones académicas y las implicaciones de una carrera en investigación, así como las estructuras patriarcales prevalecientes en el sector académico representan retos para la igualdad.
Judith prevaleció en la carrera académica porque realmente disfrutaba el trabajo. Para ella, leer en bibliotecas durante horas era energizante. Acota que, a pesar de que un doctorado te enseña a pensar y a aplicar metodologías para conocer el mundo, en sectores fuera de la academia, esto puede no ser el elemento más importante; una buena maestría, o años de experiencia pueden ser opciones igualmente buenas. Además del compromiso con el aprendizaje y el conocimiento, Judith nos recuerda que las relaciones profesionales son clave para el crecimiento, no solo desde el apoyo entre pares, sino también para compartir información y oportunidades.
Finalmente, el elemento central del camino de Judith ha sido combinar su curiosidad por descifrar el mundo, y la posibilidad de aplicar el conocimiento para transformar nuestras comunidades. La ruta híbrida, entre la academia y el emprendimiento de proyectos que ha seguido a lo largo de su trayectoria profesional le permite reconocer el impacto de su trabajo en la práctica de política pública y compartir en diferentes espacios, más allá de las discusiones académicas en la torre de marfil. La pregunta que le da guía en este camino es, “¿quiero entender la realidad o quiero cambiar la realidad?”.
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