Por: Alejandra Sánchez, Asistente de Proyectos en PIT Policy Lab
Uno de los principales problemas públicos alrededor del mundo es la corrupción. Es importante resaltar que no existe una definición única de corrupción y que existen diferentes tipos y grados. Ante este problema, se han presentado varias soluciones que, en general, no logran abarcar la complejidad del mismo. Desde reformas anticorrupción que fallan en la implementación al ignorar la naturaleza sistémica del problema, hasta, más recientemente, el uso de TICs como herramienta para fomentar el involucramiento cívico y aumentar la transparencia y la rendición de cuentas.
Las TICs presentan un gran potencial en el combate y reducción de la corrupción al facilitar el flujo de información entre el Estado, sus instituciones y la ciudadanía; de esta manera reduciendo las asimetrías de información. Además, pueden facilitar la acción colectiva a través de herramientas y plataformas que permitan a la ciudadanía organizarse, reportar y movilizarse en contra de la corrupción. Idealmente, este tipo de herramientas permitirían detectar casos potenciales de corrupción a través de la identificación de outliers, de casos de bajo desempeño y de otras anomalías que son focos rojos de corrupción.
Un ejemplo son las plataformas donde las personas puedan reportar la incidencia de sobornos dentro de la administración pública. La idea es que quienes cuenten con acceso a internet puedan generar reportes anónimos de incidentes de soborno de forma instantánea y anónima. Estos reportes están disponibles a todas las personas usuarias en el sitio web para quien quiera leerlos. También incorporan los datos recopilados en mapas de calor que agregan la información para mostrar dónde son más frecuentes los incidentes de soborno y permiten filtrar los datos por regiones, año e institución pública. Un caso de éxito de este tipo de plataformas es I Paid a Bribe (IPAB). Esta plataforma fue creada en 2001 por Janaagraha, organización de la sociedad civil sin fines de lucro en India. En IPAB además de denunciar, la ciudadanía puede documentar casos en los que se resistieron o se negaron a pagar un soborno y en los que un funcionario no pidió un soborno. Actualmente, IPAB cuenta con 198,025 denuncias de soborno en todo el país, por un valor de 7.22 billones de pesos mexicanos desde su lanzamiento en 2008 (I Paid a Bribe Today, 2022).
A través de esta iniciativa, el gobierno de India y Janaagraha buscan concientizar sobre la naturaleza y la difusión de los intercambios relacionados con sobornos; promover un debate público intencionado que obligue a las personas funcionarias públicas a tomar medidas contra la corrupción; recopilar datos, e identificar y analizar las tendencias del soborno para detectar servicios públicos propensos a la corrupción; así como sugerir posibles reformas dirigidas a simplificar los procesos burocráticos y hacerlos más transparentes.
Además, para evitar denuncias falsas, IPAB exhorta a que los reportes no incluyan el nombre del denunciante ni el de los funcionarios corruptos. IPAB también dispone de un software que borra nombres cuando es necesario y de un moderador que borra las denuncias difamatorias o con lenguaje violento. Asimismo, a través del análisis de los informes, IPAB detecta tendencias de corrupción que se traducen en políticas y normativas. En este sentido, en Bangalore, el Comisario de Transportes de la ciudad se acercó a Janaagraha para trabajar juntos en reducir los incentivos a la búsqueda de rentas en la expedición de permisos de conducir, tras descubrir que su departamento se encontraba en la lista de sobornos de IPAB. Como resultado, dos de los procedimientos previamente identificados como discrecionales se automatizaron.
A pesar del éxito obtenido por IPAB en India, es necesario resaltar que no existe evidencia suficiente de la eficacia de las plataformas de denuncias de soborno en otros contextos políticos. IPAB ha sido replicado en veintiséis países, entre los cuales se encuentran Grecia, Hungría, Colombia, México, Marruecos, Pakistán y Kenia. Los resultados muestran que solamente una pequeña parte de estas plataformas alcanzan los niveles de éxito esperados. Algunos de los retos involucrados en los bajos niveles de éxito de IPAB en otros países tienen que ver con la calidad y fiabilidad de los resultados; problemas de accesibilidad; el alcanzar una cantidad importante de usuarios; la falta de retroalimentación y la adaptación al contexto local.
En conclusión, dado el problema global de la corrupción y el potencial de las TICs para combatirla, es importante que la ciudadanía, el Estado, las organizaciones gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales actúen. Esto puede incluir apoyar el desarrollo y la implementación de plataformas para denunciar incidentes de soborno, así como abogar por el uso de las TIC como herramienta en la lucha contra la corrupción. Trabajando juntos y aprovechando el potencial de la tecnología, podemos avanzar hacia una sociedad más transparente y responsable. Siempre con el bienestar de las personas en el centro de cualquier política o plataforma y tomando en cuenta el contexto particular en el que se busca implementar.
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